Sin duda, es una de las grandes razones para emprender: trabajar en lo que te agrada e interesa; para lo que estás hecho y se te da bien. Confucio lo sabía y nosotros lo sabemos. Sin embargo, desgraciadamente, hoy no es la única razón de peso.
La crisis que azota el mundo occidental mella nuestras posibilidades de encontrar un trabajo digno, o, peor aún, de un trabajo cualquiera. Muchos jóvenes están emigrando. De acuerdo a datos del INE, durante este último año, 54.912 personas han abondanado el país. Muchos de ellos son jóvenes cualificados en busca de mejores oportunidades fuera de este país, el cual ve cómo se le escapan las mejores herramientas para combatir la crisis.
Sin embargo, también es la propia falta de oportunidades de trabajo en otras empresas -es decir, de trabajar como asalariado- lo que anima a jóvenes a lanzarse a emprender. De hecho, el 55% de empresas no tienen asalariados, según las estadísticas del INE. Cierto es que son los nuevos emprendedores y la formación de nuevas pymes las que sacarán a España de la crisis, pero, ¿constituirá esto un nuevo paradigma laboral? ¿Sentará esta crisis las bases de una nueva economía basada en autoempleadores?
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